lunes, 24 de agosto de 2015

Datos de la obra
La casa de Bernarda Alba fue la última obra de teatro que escribió Federico García Lorca. La terminó en junio de 1936, dos meses antes de que fuera brutalmente asesinado, al inicio de la Guerra Civil española, a la edad de 38 años, con motivo de sus ideas progresistas.
En esta obra subtitulada "Drama de mujeres en los pueblos de España", el autor muestra un tipo de sociedad tradicional y represiva en el que la mujer representa un papel muy secundario, lo que en cierto modo refleja una parte de la España de los tiempos en los que se escribió. Sin embargo, cuando la leemos hoy en día no debemos interpretarla como el retrato literal de una sociedad determinada de una época ya pasada. La acción de la obra transcurre en un espacio cerrado y atemporal que permite al autor expresar el conflicto entre la autoridad y la libertad, la tradición en oposición al instinto y al deseo y el poco peso que tiene la singularidad de una persona frente a una sociedad tradicional. Este conflicto está muy presente en toda la obra del gran poeta y dramaturgo y constituye el principal tema de su teatro. 

Los actos que se redactan a continuación fueron realizados teniendo en cuenta los temas más importantes de la obra de teatro titulada "La casa de Bernarda Alba.


Acto 1. El luto


El marido de Bernarda ha muerto y, después del funeral, ella se reúne con sus hijas y su criada de confianza, Poncia (Acto 1).

La Poncia: No tendrás queja ninguna. Ha venido todo el pueblo.
Bernarda: Sí, para llenar mi casa con el veneno de sus lenguas.
Amelia: ¡Madre, no hable usted así!
Bernarda: Es así como se tiene que hablar en este maldito pueblo sin río, pueblo de pozos, donde siempre se bebe el agua con el miedo de que esté envenenada.
La Poncia: ¡Cómo han puesto el patio!
Bernarda: Igual que si hubiera pasado por ella una manada de cabras. (La Poncia limpia el suelo) Niña, dame un abanico.
Amelia: Tome usted. (Le da un  abanico redondo con flores rojas y verdes)
Bernarda: (Arrojando el abanico al suelo) ¿Es éste el abanico que se da a una viuda? Dame uno negro y aprende a respetar el luto de tu

Bernarda: Pues busca otro, que te hará falta. En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Hemos cerrado con ladrillos las puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo. Mientras, podéis empezar a bordaros el ajuar. En el arca tengo veinte piezas de hilo con el que podréis cortar sábanas. Magdalena puede bordarlas.
Magdalena: Lo mismo me da.
Adela: (Agria) Si no queréis bordarlas irán sin bordados. Así las tuyas lucirán más.
 Magdalena: Ni las mías ni las vuestras. que yo no me voy a casar. Prefiero llevar sacos al molino. Todo menos estar sentada días y días dentro de esta sala oscura.
Bernarda: Eso tiene ser mujer
Magdalena: Malditas sean las mujeres.
Bernarda: Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón. Eso tiene la gente que nace con posibles.
(Sale Adela)
Voz: ¡Bernarda!, ¡déjame salir!
Bernarda: (En voz alta) ¡Dejadla ya! (Sale la Criada)
Criada: Me ha costado mucho trabajo sujetarla. A pesar de sus ochenta años tu madre es fuerte como un roble.
Bernarda: Tiene a quien parecérsele. Mi abuelo fue igual.
Criada: Tuve durante el duelo que taparle varias veces la boca porque quería llamarte para que le dieras agua de fregar siquiera, para beber, y carne de perro, que es lo que ella dice que tú le das.
Martirio: ¡Tiene mala intención!
Bernarda: (A la Criada) Déjala que se desahogue en el patio.
Criada: Ha sacado del cofre sus anillos y los pendientes de amatistas, se los ha puesto y me ha dicho que se quiere casar.
(Las hijas ríen)
Bernarda: Ve con ella y ten cuidado que no se acerque al pozo.
Criada: No tengas miedo que se tire.
Bernarda: No es por eso... Pero desde aquel sitio las vecinas pueden verla desde su ventana.



  •   Sugerencias para la dramatización en el aula.

-Los actores están sentados en círculo.
-Visten con ropa negra. La Poncia y la criada pueden llevar un delantal o algo que las distinga.

Objetos que se necesitan:

  -un bastón (símbolo de su autoridad) para Bernarda.
 -dos abanicos (uno verde y uno negro). Si no se tienen, abanicos, se pueden fabricar doblando en pliegues una hoja de papel.


Acto 2. Una broma



Angustias no encuentra el retrato de su novio, Pepe el Romano, y piensa que alguna de sus hermanas se lo ha quitado (Acto 2).

Angustias: (Entrando furiosa en escena, de modo que haya un gran contraste con los silencios anteriores)
¿Dónde está el retrato de Pepe que tenía  yo  debajo  de  mi    almohada?
¿Quién de vosotras lo tiene?
Martirio: Ninguna
Amelia: Ni  que  el  retrato de Pepe fuera de plata.
Angustias: ¿Dónde está el retrato? (Entran La Poncia, Magdalena y    Adela) Adela: ¿Qué retrato?
Angustias: Una de vosotras me lo ha escondido.
Magdalena: ¿Tienes la desvergüenza de decir esto?
Angustias: Estaba en mi cuarto y no está.
Martirio: ¿Y no se habrá escapado a medianoche al corral? A Pepe le gusta andar con la luna.
Angustias: ¡No me gastes bromas! Cuando venga se lo contaré.
La Poncia: ¡Eso, no! ¡Porque aparecerá! (Mirando Adela).
Angustias: ¡Me gustaría saber cuál de vosotras lo tiene!.
Adela: (Mirando a Martirio) ¡Alguna! ¡Todas, menos yo!
Martirio: (Con intención) ¡Desde luego!.
Bernarda: (Entrando con su bastón) ¿Qué escándalo es éste en mi casa y con el silencio del peso del calor? Estarán las vecinas con el oído pegado a las paredes.
Angustias: Me han quitado el retrato de mi novio.
Bernarda: (Fiera) ¿Quién? ¿Quién?
Angustias: ¡Éstas!
Bernarda: ¿Cuál de vosotras? (Silencio) ¡Contestarme! (Silencio. A Poncia) Registra los cuartos, mira por las camas. Esto tiene no ataros más cortas. ¡Pero me vais a soñar!.



  •   Sugerencias para la dramatización en el aula
Las hermanas pueden estar sentadas cosiendo. Entra Angustias muy enfadada y luego Bernarda. Cuando discuten, habrá diversos movimientos y gesticulación, referido todo ello a lo que se dice en el texto. Por ejemplo, cuando Adela dice: "Todas menos yo" puede señalar a sus hermanas y luego a sí misma. Bernarda, cuando interviene, puede amenazar con su bastón, como se ve en la ilustración.

Recordemos que en el teatro no solo importa la palabra, sino también el gesto, el movimiento y la expresión. La burla, el enfado, las preguntas... han de expresarse con la gesticulación y el movimiento además de con las palabras.


  •  Objetos que se necesitan:
-el bastón de Bernarda
-algunas telas y material para simular la costura a que se dedican las hermanas
-sillas (sirven las de clase).


Acto 3. Una visita



En casa de Bernarda se recibe la visita de una vecina, Prudencia, con la que hablan sobre la próxima boda de Angustias y Pepe (Acto 2).

  Prudencia: Y Angustias, ¿cuándo se casa?
  Bernarda: Vienen a pedirla dentro de tres días.
  Prudencia: ¡Estarás contenta!
  Angustias: ¡Claro!
  Amelia: (A Magdalena) ¡Ya has derramado la sal!
Magdalena: Peor suerte que tienes no vas a tener.
Amelia: Siempre trae mala sombra.
Bernarda: ¡Vamos!
Prudencia: (A Angustias) ¿Te ha regalado ya el anillo?
Angustias: Mírelo usted. (Se lo alarga)
Prudencia: Es precioso. Tres perlas. En mi tiempo las perlas significaban lágrimas.
Angustias: Pero ya las cosas han cambiado.
Adela: Yo creo que no. Las cosas significan siempre lo mismo. Los anillos de pedida deben ser de diamantes.
Prudencia: Es más propio.
Bernarda: Con perlas o sin ellas las cosas son como una se las propone.
Martirio: O como Dios dispone.
Prudencia: Los muebles me han dicho que son preciosos.
Bernarda: Dieciséis mil reales he gastado.
La Poncia: (Interviniendo) Lo mejor es el armario de luna.
Prudencia: Nunca vi un mueble de éstos.
Bernarda: Nosotras tuvimos arca.
Prudencia: Lo preciso es que todo sea para bien.
Adela: Que nunca se sabe.
Bernarda: No hay motivo para que no lo sea. (Se oyen lejanísimas unas campanas.)
Prudencia: El último toque. (A Angustias) Ya vendré a que me enseñes la ropa.
Angustias: Cuando usted quiera.
 Prudencia: Buenas noches nos dé Dios. Bernarda: Adiós, Prudencia.
Las cinco a la vez: Vaya usted con Dios.



  •  Sugerencias para la dramatización en el aula
A diferencia de la anterior, esta escena es pausada y sin apenas movimiento. Los personajes están sentados alrededor de una mesa. Las acciones son mínimas (derramar la sal, enseñar el anillo...) pero pueden enfatizarse con la voz y con el gesto.

lunes, 29 de junio de 2015

Copiar como marco teórico.


¿Cuáles son las características de los relatos policiales clásicos?
T
odos los elementos deben ser verosímiles (creíbles), incluido el final. Los personajes, los lugares y los hechos deber ser realistas. No importa el qué (robo, crimen) sino el cómo se soluciona racionalmente el suceso. La lectura de un relato de enigma o misterio plantea un juego de ingenio por el cual el lector compite con el detective en el descubrimiento de la verdad. Por supuesto, hay trampas sutiles que retacean detalles claves al lector.
Ingredientes necesarios
Hecho: Es el enigma, un asesinato o un robo misterioso. El enigma no puede resolverse de cualquier manera, sino lógicamente, teniendo en cuenta los hechos del relato.
Personajes: La víctima, los sospechosos (son los que tienen un motivo para cometer el crimen); estos van presentando coartadas para desvincularse del hecho. El culpable (que no deja casi huellas) y el investigador, perspicaz y con gran capacidad deductiva para captar e interpretar los menores indicios; una pisada, un hilo son suficientes para descifrar el misterio. Interroga a los sospechosos y a los testigos. La perspicacia del investigador radica en descubrir qué sospechoso presenta una coartada falsa. A veces tiene un ayudante que siempre es menos inteligente, pues con los mismo datos que el sabueso no puede arribar a las mismas conclusiones. A través de él los lectores se enteran de las elucubraciones y conclusiones a las que llega el detective.
Escenario: Es el lugar de donde el detective obtiene datos sumamente importantes (e invisibles para los demás).
Los relatos policiales atrapan a  los lectores porque los desafían a participar de la investigación al ir brindándoles las claves para desentrañar el enigma y anticipar el desenlace. Su propósito fundamental es asombrarlo intelectualmente mediante el impecable y riguroso desciframiento del misterio.


domingo, 28 de junio de 2015

EL GÉNERO POLICIAL (VÍDEO CANAL ENCUENTRO)

www.youtube.com/watch?v=jbiWxXMvLJY
La Novela Policial - Orígenes y Características

La novela policíaca moderna, también llamada detectivesca o policial, pertenece al género narrativo y nació en el siglo XIX. Mediante la observación, el análisis y la deducción se intenta resolver un enigma, normalmente un crimen, para encontrar al autor y su móvil.
En la novela policíaca el detective nunca fracasa, por tanto, siempre obtendremos al final las respuestas a los interrogantes sembrados en sus páginas. Nunca hablan de crímenes perfectos. El lector suele identificarse con el investigador y vive en primera persona las pesquisas que reconstruyen el crimen hasta dar con el asesino.
El relato policial es netamente urbano y nació a la vez que los cuerpos de seguridad en las ciudades europeas y norteamericanas a comienzos del siglo XIX. Se considera a Edgar Allan Poe el padre de la novela policíaca, que inició en 1841 con su relato Los crímenes de la calle Morgue. A este siguieron El misterio de Marie Rogêt (1842), La carta robada (1843) y El escarabajo de oro (1844). A Poe debemos el primer detective literario, Auguste Dupin, que sirvió de inspiración al celebérrimo Sherlock Holmes. El éxito fue arrollador desde el principio y sus cuentos se vendieron como rosquillas.
La narrativa policial tiene tres momentos:
En sus comienzos, el interés se centraba en el argumento, en tanto que la trama se aclaraba mediante el método deductivo. Así se cultivó hasta 1930.
Más tarde, el centro de interés varió hacia la explicación psicológica de los hechos y en el comportamiento de los personajes.
Desde hace algunas décadas, el estilo es mucho más realista y violento. Los crímenes tienen razones concretas; la trama mezcla intriga, espionaje, violencia e incluso sexo, y las innovaciones científicas están al día.
La mayoría de las novelas policíacas tienen ciertos rasgos comunes, características que plasmó desde un principio Edgar Allan Poe, que más tarde perfeccionaría Arthur Conan Doyle y que el resto de escritores han seguido:
Planteamiento de un caso. Al principio resultará indescifrable y complejo. Sin embargo, utilizando la lógica y el intelecto podrá desentrañarse. En muchos aspectos es similar a una partida de ajedrez.
El detective o investigador suele ser una persona culta, observadora, muy inteligente y, en ocasiones, amante de la ciencia.
En toda investigación se sigue el método científico: observación, análisis, deducción.
La investigación debe tener un resultado doble: a) quién es el culpable del crimen, y b) cómo lo hizo, siendo esto lo que verdaderamente da sentido a la trama.
Habrá pequeñas dosis de violencia, casi siempre limitada a la presentación del caso.
La solución la da el detective en las últimas páginas del relato.

Estructura de la novela policial

1.        Exposición del asesinato
2.       Proceso de averiguación y reconstrucción
3.       Solución del caso.